¿Quién dijo que la impaciencia hará que llegues más rápido a tu destino?

Cultivar la paciencia en todas las áreas de tu vida no es solo importante sino crucial en la vida de cada uno de nosotros.

La paciencia podría ser definida como un arte universal.

La paciencia es el ARTE DE SABER esperar.

Siempre se ha dicho que la paciencia es la madre de toda la ciencia. Y, ahora, es cuando mejor entiendo esta frase. ¡Qué sabia es nuestra madre naturaleza!, así como nuestro universo que juntos hacen que todo, absolutamente todo, esté pautado por unas leyes naturales y universales, haciendo que todo proceso tenga su tiempo de gestación y del ritmo.

Si observas con cuidado y atención verificarás que en todo proceso de trasformación hay un proceso de maduración, hay unos tiempos.

Si por ejemplo observamos el caso del Bambú japonés, nos deja un importante aprendizaje:

Cuando se plantan las semillas del Bambú, en los próximos 7 años no las verás brotar. Para un cultivador inexperto, parecerá que todos los esfuerzos en regarlo y abonarlo no han dado su fruto y que algo está mal en el bambú. Sin embargo, lo que hace el bambú en realidad es que genera un sistema de enraizado muy complejo, es decir, sus raíces son las que durante esos 7 años no dejan de crecer, agarrándose bien a la tierra. El bambú echa raíces durante 7 años, y es entonces cuando sale a la superficie pudiendo crecer hasta 30 metros en tan solo 6 semanas.

Este ejemplo nos deja una importante lección y esa es que muchas veces nos apresuramos, nos desesperamos, nos mostramos impacientes cuando no estamos viendo los resultados de hoy para mañana y como las semillas del bambú, esos objetivos, esas metas y especialmente aquellas que son más ambiciosas, requieren de tiempo, de un proceso de gestación, de maduración, de transformación.

Para que algo florezca se requiere de tiempo. Por lo tanto, el arte de saber esperar –cultivar la paciencia–, vale la pena. Cuando cultivamos la paciencia adquirimos una gran fortaleza y una gran virtud que ponemos a trabajar a nuestro favor.

La paciencia se convierte en el remedio de la adversidad, en la fe de que algo por lo cual estás trabajando dará sus frutos a su debido tiempo. Hay que ser consecuente, cuando más grande sea aquello que te has propuesto más tiempo involucrado habrá en el proceso.

La impaciencia se puede convertir en algo muy peligroso para nuestra salud y para nuestra creatividad, querer las cosas para YA, ese “ir en contra de las leyes naturales involucradas en el proceso”, pueden causar estrés, ansiedad, malestar. En cambio, cuando aceptas esos tiempos de espera y hasta incluso aprendes durante el proceso a relajarte y a disfrutar, entonces irremediablemente vives en el presente, que de eso se trata. Ya no estás pensando en el futuro, ni imaginando un resultado que todavía no has obtenido porque no existe.

Si pasas el tiempo esperando algo suceda, algo ocurra, que el resultado se produzca, entonces no vives, perdiendo de vista los aprendizajes que deja el proceso en sí mismo y en el día a día.

Nadie dice que sea fácil cultivar la paciencia, de lo contrario, todas las personas la tendrían, pero como todo en la vida, al menos sé un poco más consciente de los grandes beneficios de practicarla.

Cuando vivía en San Francisco, de ahí mi libro, «Viaje al Nuevo Mundo», en ocasiones me impacientaba por no hablar el idioma perfectamente, sobre todo al principio y eso me generaba frustración. No obstante, cuando empecé a dar con aquellas personas que estaban viviendo el mismo proceso que yo, lo veía de una forma distinta pues ya no estaba sola, el proceso lo viví acompañada de personas que estaban viviendo el proceso de aprendizaje al mismo tiempo que yo lo hacía. La experiencia, cambió absolutamente.

Ahora el tiempo que transcurría aprendiendo el nuevo idioma me divertía, me entusiasmaba ver mis progresos, y experimentar que cada día que pasaba había avanzado un poco más, que las personas que tenía a mi alrededor veían esos cambios en mí, eso me daba aliento.

Cuando aprendí la disciplina del doblaje, de ahí, mi tercer libro «3,2,1…!ACCIÓN!» que todavía sigo aprendiendo, porque esto nunca acaba, las cosas sean dichas, pasaba exactamente lo mismo, al principio, el avance era lento, de hecho, bastante lento, hasta que poco a poco con tiempo iba experimentando avances, y conforme pasaba el tiempo, los avances se producían más rápidamente. 

La única solución a la impaciencia es disfrutar del proceso, de verdad. Cuanto más feliz vivas el tiempo hasta que de sus frutos más lo disfrutarás. De lo contrario será una verdadera tortura hasta que llegue el día que veas los frutos crecer.

La impaciencia es un bloqueo creativo que entorpece cualquier proceso creativo. Cultivar la paciencia te hace fuerte, y sobre todo te hace cultivar el ser más flexible y espontáneo durante el proceso. La paciencia es muy creadora y saber observar la vida desde la paciencia es saber esperar a que las oportunidades lleguen a su debido tiempo.